La educación por la acción implica actividades, habilidades y técnicas atrayentes que se aprenden ejecutándose. Además de ser medios privilegiados de aprendizaje al permitir que el joven adquiera experiencias personales y desarrolle su creatividad, estas habilidades y técnicas lo llevan a descubrir la realidad exterior, le dan a conocer sus propias afinidades y aptitudes y lo inician en su vocación.
Al interesarse la formación scout por el joven en su integridad, su progresión se refiere a toda su vida como persona y no sólo a la actividad propiamente scout. De ahí surge la distinción entre actividades internas y externas.
Internas son aquellas que se efectúan en la Unidad o fuera de ella por iniciativa de su programa de actividades; mientras que externas son aquellas que los jóvenes realizan fuera de su Unidad y sin vinculación directa con ella misma, como las actividades familiares, escolares, deportivas, recreativas, religiosas y otras que vinculan a los jóvenes con el ambiente en que se desenvuelven. La distinción tiene importancia sólo para la evaluación de la progresión de niños, niñas y jóvenes, ya que si bien las actividades externas no pueden ser intervenidas desde el Movimiento, los efectos que ellas producen deben ser considerados de un modo general en la evaluación de su progresión.
¿Cuáles Habilidades y Técnicas?
Existen determinadas áreas o materias que habitualmente atraen sus iniciativas, a las que denominamos campos de acción, como es el caso de las manualidades, la cabuyería, las técnicas de orientación, los deportes, el arte, la música y muchos otros. Sin menoscabar la libertad de opción de los jóvenes, hay algunos de estos campos a los que el método considera campos de acción prioritarios, en los cuales se promueve la realización de actividades y proyectos, para desarrollar y aplicar las habilidades y técnicas, y cuya elección no es antojadiza, ya que obedece a cimientos históricos y conceptuales del Movimiento Guía y Scout.
En todas las Ramas del Movimiento, junto con resolver un problema o aliviar un dolor, las actividades y proyectos de servicio son una forma de explorar la realidad, de conocerse a sí mismo, de descubrir otras dimensiones culturales, de aprender a respetar a los otros, de experimentar el reconocimiento del medio social, de estimular la iniciativa por cambiar y mejorar la vida en común, de valorar la paz como resultado de la justicia.
El Juego con distintos énfasis y formas según las edades, las actividades en este campo de acción se manifiestan en todas las Ramas del Movimiento. El juego es un medio espontáneo de exploración de sí mismo, de los demás y del mundo. Jugar implica experimentar, probar hasta dónde se puede llegar, aventurar, esforzarse, celebrar. Jugar con otros incluye compartir, ayudarse, organizarse, saber ganar y saber perder, usando el juego como marco es donde se aplican las habilidades y técnicas.
La aventura es una actitud permanente que se manifiesta en actividades y proyectos que posibilitan enfrentar desafíos, aprovechar nuevas oportunidades, probar los recursos ante lo desconocido y, en el proceso, descubrir el propio potencial. La aventura se vive a través de actividades desafiantes que le entregen problemas para ser resueltos a las niñas, niños y jóvenes.
La vida en naturaleza es el campo de acción que más ha contribuido desde un principio a perfilar la imagen que la opinión pública tiene del Movimiento, el método no sólo emplea la vida en naturaleza como un espacio privilegiado de sus actividades y proyectos, sino que también invita a los jóvenes a integrar esta vivencia en sus hábitos frecuentes, procurando que su vida siempre retorne a los ritmos naturales, integrando en su estilo personal la sobriedad de vida que se desprende de esos ritmos.